Descubre si tienes fatiga pandémica y cómo combatirla

¿Qué es la fatiga pandémica?

El término fatiga pandémica se usa para denominar un conjunto de emociones y sensaciones desencadenadas en algunas personas a raíz de este largo proceso pandémico. Los síntomas que se engloban dentro de este concepto de fatiga pandémica son: desmotivación, agotamiento mental, irritabilidad, cansancio y decaimiento, perdida de sentido vital y apatía (entre otros).

Estos cambios emocionales implican también un cambio conductual: se está observando que las personas que sufren de fatiga pandémica están teniendo más dificultades para cumplir con las restricciones, están empezando a relajarse con las medidas de prevención recomendadas, precisamente por este cansancio psicológico que sienten.

La fatiga pandémica es un estado emocional que preocupa mucho, no sólo por el malestar subjetivo que provoca a la persona, sino porque además es un riesgo para la salud. Todo parece indicar que puede llevar a la gente a querer desconectar de la situación actual y vivir en una especie de sensación de seguridad falsa.

Si bien este grupo de emociones son normales y no deben alarmarnos, sí es importante prestarles atención y hacerles frente.

¿Por qué nos pasa?

Cuando nos enfrentamos a situaciones nuevas, amenazantes e importantes, el cuerpo pone en marcha una respuesta para que podamos hacer frente a la situación, la respuesta que pone en marcha es una respuesta de estrés. El estrés nos permite movilizar recursos y enfrentarnos mejor a los retos, implica movilizar sustancias químicas también, cómo adrenalina y cortisol, por ejemplo. También suele haber respuestas de miedo, ansiedad y preocupación, todas muy normales, pero que consumen mucha energía para mantenerse activas. Estas respuestas de miedo, preocupación y estrés permitían en cierta manera que nos “obligásemos” a cumplir con las normas y recomendaciones sanitarias y que estuviéramos alerta, adaptándonos constantemente a los cambios.

Además, esta pandemia ha sido cómo una montaña rusa, entre restricciones completas, luego más ligeras, luego más estrictas… adaptarnos a todos estos cambios y limitaciones es agotador, así cómo lo es enfrentarnos a una vida totalmente diferente a la que conocíamos antes y además hacerlo sin poder tirar de los recursos que usábamos antes para sentirnos mejor (quedar con gente, salir a tomar algo, ir al cine, etc…). También es agotador lidiar con toda la cantidad de información, a veces siendo contradictoria, a veces abrumadora. Y no nos olvidemos de la sensación de días repetitivos, que nada cambia, que vivimos permanentemente en el “día de la marmota”.

Y así llevamos ya casi un año. Cuando llevamos mucho tiempo en esta respuesta de “alerta” el cuerpo, y la mente se fatigan y ya no pueden sostener ese nivel de activación, no de la misma manera, es aquí cuándo aparece la fatiga y la respuesta emocional cambia a un estado de desmotivación, cansancio, irritabilidad y apatía.

¿Qué puedo hacer para combatirla?

Las pautas que nos pueden ayudar a combatir estas emociones son similares a las que nos han podido ayudar al principio de la pandemia a combatir la ansiedad:

• Limita la cantidad de información a la que te expones (relacionada con la pandemia o las restricciones). Evita noticias morbosas o innecesarias.
• Busca aficiones que puedan adaptarse a la situación actual y que te permitan potenciar emociones positivas: música, pintar, leer, cursos online, crear un blog personal, hacer manualidades, decorar la casa, etc…
• Intenta fomentar un diálogo positivo contigo mismo. Acepta cómo te sientes, cuidate ante estas emociones negativas.
• Procura tener una alimentación equilibrada y hacer algo de ejercicio. Comer más azúcares, carbohidratos, grasas y alcohol, puede afectar a nuestra respuesta hormonal y emocional y generar más malestar. Así pues, intenta cuidarte en la medida de lo posible y permanecer activo.
• Practica ejercicios de manejo de emociones. Puedes elegir entre ejercicios de relajación, meditaciones, Mindfulness, yoga, visualizaciones positivas, diarios de gratitud, lo que sea, pero iniciar una rutina de autocuidado emocional es muy importante.
• Aprovecha el contacto social que puedas tener. Ya sea con convivientes, o de forma telemática, pero intenta mantenerte conectado y fortalecer las relaciones que sí tengas disponibles a tu alcance.

Y recuerda: conociendo lo que nos pasa, podemos ser más conscientes y evitar relajarnos en las medidas de protección, incluso cuándo las emociones parezcan decirnos que está bien hacerlo y que no importa tanto. Saber que eso es tu cansancio hablando y no tu mente racional, seguro que te ayuda a tomar buenas decisiones.

Para acabar, sí todo esto te sobrepasa, los psicólogos están preparados para ayudarte, no tienes por qué enfrentarte solo/a a esta situación.