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Los psicólogos solemos trabajar enmarcados dentro de un marco teórico más o menos concreto. Hay psicólogos formados en psicoanálisis, otros en terapias humanistas, otros en EMDR… Yo soy cognitivo-conductual, por lo menos de raíces (formación reglada). Esto quiere decir que mi terapia trabaja la conducta y los pensamientos, teniendo en cuenta también las emociones. ¿Y por qué elegí la psicología cognitivo-conductual? Pues porque es una de las más conocidas y estudiadas en el mundo entero, además ha demostrado su eficacia en el tratamiento de la gran mayoría de trastornos mentales, está recomendada por las grandes organizaciones de la salud (NICE, APA) y es el tratamiento recomendado en la mayoría de protocolos sanitarios. Es una de las terapias que más garantías ofrece y más demostrada está, estando su estudio científico avanzado y perfeccionado.

Pero siendo éste el marco principal, a lo largo de los años he ido incorporando técnicas de otras corrientes, ya que me permiten tener un enfoque también flexible, adaptable a cada persona, pudiendo individualizar las intervenciones a cada caso concreto. Es decir, tendríamos un tronco cognitivo conductual con ramificaciones que lo complementan y que cogen sus ideas de las terapias de tercera generación (terapia de aceptación y compromiso o terapias basadas en el mindfulness, por ejemplo) o de terapias enfocadas un poco más a las emociones.

Para mi la terapia es un proceso colaborativo de construcción. Puedes marcar unos objetivos y juntos estableceremos un rumbo en el que yo te acompañaré para ir llegando poco a poco a conseguirlos.

Mi área de trabajo en la psicología de adultos engloba:

• Trastornos de ansiedad
• Trastornos Obsesivo-Compulsivos
• Fobias
• Insomnio y problemas asociados al sueño
• Trastornos adaptativos
• Trastornos del estado de ánimo y depresión.
• Problemas de pareja o en otro tipo de relaciones personales
• Problemas laborales
• Estrés vital
• Trastornos de personalidad
• Trastorno de estrés postraumático
• Autoestima, problemas de comunicación, modificación de hábitos…

La terapia cognitivo-conductual suele tener una duración de 20 sesiones de media (según los libros), dicho esto las personas solemos presentar un conjunto de situaciones a la vez por lo que realmente cada caso es particular, cada persona tiene un ritmo. El tema de la duración y las expectativas es algo que puede ir perfilandose a medida que se va avanzando con el trabajo en terapia.

Muchas personas suelen notar mejoría tras las 3 primeras sesiones y hay casos en los que con un par de sesiones es suficiente para alcanzar los obejtivos deseados.

La cancelación o aplazamiento de una cita ya reservada debe hacerse mínimo antes de las 24 horas previas a la sesión y en horario de consulta (de 9h a 20h). Esto permite poder reorganizar la agenda con el suficiente margen de tiempo sin que ocasione un perjuicio ni al tiempo del terapeuta ni al resto de pacientes, pudiendo aprovechar esa hora otra persona que lo necesite. Las citas que no se cancelen con ese margen de tiempo implicarán el coste de una hora de sesión, que podrá ser pagada por transferencia o el día de la próxima cita.

Los cambios de cita o cancelaciones avisadas antes de 24 horas no tendrán ningún perjuicio para vosotros, aunque se agradece que se haga siempre con la mayor antelación posible.

No se aplicarán estas condiciones, si existe alguna causa de fuerza mayor, accidente o enfermedad grave o urgente que no permita avisar con esas 24 horas de antelación. No siendo válidos los motivos no justificables.