El sexo puede ser algo muy placentero, pero también requiere una respuesta fisiológica compleja y factores como el estrés, las preocupaciones o la baja autoestima pueden afectar y hacer que nuestro cuerpo no responda cómo esperamos (y aparezca una disfunción sexual).
Existen problemas sexuales causados por medicamentos o por enfermedades físicas, pero hoy no nos centramos en estos casos, sino que nos focalizaremos en los casos en los que el mayor peso lo tienen los factores psicológicos. Algunos de estos factores son:
Miedo a la actuación
Miedo a sentirnos observados, a la intimidad física o a estar desnudos delante de otra persona. Aunque en unos pocos casos cierta ansiedad mejora la actuación, unos niveles muy altos pueden interferir con la respuesta fisiológica de excitación, deseo u orgasmo. Esto se debe a que la ansiedad y el miedo alteran la producción de neurotransmisores (sustancias químicas del cuerpo) y hormonas, así como el funcionamiento del sistema nervioso central y periférico (simpático y parasimpático) que es el encargado de gran parte de la respuesta sexual.
La baja autoestima y la inseguridad en el físico o la apariencia también tienen gran impacto en la respuesta sexual.
Miedo al fracaso y anticipación
Miedo a hacerlo mal, a no satisfacer a la otra persona, a no conseguir llegar al orgasmo… Todo esto produce anticipación y cuanto más piensa uno que va a fracasar más probable se hace que suceda pues la atención está más en la preocupación que en el acto en sí y activamos una respuesta de amenaza en el cuerpo que no permite que el proceso sexual se desarrolle con normalidad.
La ansiedad sumada a una atención focalizada en el rendimiento son causantes de la mayoría de disfunciones sexuales por factores psicológicos.
desconectar del cuerpo y las sensaciones
En algunos casos nos puede ocurrir que desconectamos de nuestro cuerpo y sus sensaciones (sentir una caricia) y nos centramos más en claves situacionales o exteriores (si la luz es muy fuerte, si el otro nos está mirando o no), otras veces simplemente nos desconcentran nuestros pensamientos. Todo esto hace que nos despistemos de lo importante.
Un concepto interesante es el que se conoce en psicología cómo el “rol del espectador” en el que el sujeto se coloca fuera de la escena sexual, observando su propio rendimiento y juzgando su actuación como si fuera un espectador, separándose de su propio placer al hacer esto.
vínculos y otros problemas
No debemos olvidarnos tampoco del vínculo con la persona con la que queremos mantener relaciones sexuales, a veces existen inseguridades o problemas en la relación de pareja y esto hace que la respuesta sexual se pueda ver afectada. Lo mismo ocurre en el caso de los problemas laborales o familiares, si no podemos desconectar de los problemas o relajarnos esto puede acabar por impactar las relaciones.
No son todos los factores que existen, pero sí algunos de los más importantes.
¿La buena noticia? ¡Todos ellos se pueden trabajar en terapia!
Esta es una de las muchas funciones que llevan a cabo los sexólogos: descubrir que factores pueden incidir en un determinado problema sexual y ayudar a la persona a encontrar herramientas que le ayuden a solucionarlo.